Los temas emergentes se clasificaron en ocho dimensiones: la divulgación de la IU, el aislamiento o reclusión, la preparación, la planificación, las consideraciones sobre la ropa, la sexualidad, el orden e intensidad y las perspectivas. El sufrimiento lo viven mientras no tienen control sobre su continencia; por el contrario, la esperanza aparece cuando el personal sanitario las tiene en cuenta y les ofrece alguna medida terapéutica. Para el sistema sanitario ya se convierte en algo visible, aunque las mujeres siguen siendo invisibles. Sin embargo, aunque la gran mayoría utiliza métodos cualitativos basados en el análisis de discurso y entrevistas a las mujeres con IU, no incorporan la categoría de género para el análisis de los resultados. Aunque avanza que lo suyo es «jugar al FIFA y al Mario Tennis», como a Pablo López, que fue telonero suyo allá por 2013 y sabe lo que es meterle un winner a Rafa Nadal, le hace tilín el tenis. En una última búsqueda he incluido otras dos palabras clave, con la finalidad de ampliar a otro tipo de estudios – dada la naturaleza del fenómeno – que utilicen metodología cualitativa y que tuviesen en cuenta la categoría género; por lo que las palabras clave en esta búsqueda han sido: incontinencia urinaria, grupos de discusión y identidad de género.
Una vez determinadas las palabras clave, y antes de hacer las diferentes búsquedas en las bases de datos, las he transformado en lenguaje documental y jerarquizado en descriptores primarios, secundarios y marginales con ayuda de la herramienta DeCS (Descriptores en Ciencias de la Salud), con la finalidad de optimizar los resultados. De acuerdo con los resultados de este estudio, España era el país con menos ratio de profesionales de salud, camisetas futbol con mayor lista de espera y con más consultas por IU femenina. Para finalizar este capítulo presento las conclusiones de la literatura científica respecto al fenómeno del estudio SERVICIOS DE ATENCIÓN A LA INCONTINENCIA URINARIA La atención disponible para la IU, la ubicación del servicio, y los profesionales involucrados son diferentes dependiendo del país que observemos. En el caso que me ocupa, para poder desvelar cómo las creencias culturales, los estereotipos y roles de género influyen en sesgar y fomentar las desigualdades en la atención de la IU, voy a tomar de referencia, junto con otras premisas teóricas, el modelo de Sen et al. Las dobles jornadas, los esfuerzos físicos derivados del rol de cuidadora, y las condiciones laborales predisponen a desarrollar IU, y empeoran los síntomas cuando ya han aparecido.
La fragmentación del cuerpo y de la experiencia se refiere a la extirpación de la capacidad de sentir y expresar los síntomas con relación al propio cuerpo, que acompañada de la extrema especialización de la medicina, cada vez más tecnológica y sofisticada, hace que no haya espacio para poder describir un malestar. En este lapso de tiempo, que puede alargarse años, las mujeres pululan entre el tratamiento conservador, el farmacológico y el quirúrgico, sin poder decidir por ellas mismas (Figura 4). FIGURA 4. ENTRE EL SUFRIMIENTO Y LA ESPERANZA Traducida de (Delarmelindo, 2013, p. 1987) Las diferentes vivencias y significados de la IU acaban determinando formas diferenciadas de autocuidado y/o de búsqueda de profesionales de la salud (Volkmer et al., 2012); en unas ocasiones las mujeres van a ocultar el problema y en otras inician acciones en búsqueda de ayuda formal, tal como voy a describir a continuación. En concreto he tomado en cuenta el modelos de Factores que influyen en la salud de la mujer (Figura 2), de Arber (1997) y el modelo de Rol del género como determinante social de la salud (Figura 3), que fue desarrollado por Sen et al. 55 CAPÍTULO 3: CONTEXTUALIZACIÓN FIGURA 1. MODELO SOCIOECONÓMICO DE LA SALUD (Dahlgren & Whitehead, 1991, p. 11) Este modelo trata de representar la interacción de los determinantes sociales, situándolos en capas concéntricas según la relevancia que tengan (Palomino Moral et al., 2014). Sin embargo, al necesitar una mayor profundidad en la capacidad explicativa del determinante de salud de género para mi estudio, son dos modelos posteriores al de Dahlgren y Whitehead los que pueden ayudarme en el análisis de las causas por las que se silencia la IU de las mujeres.
La correlación a mayor gravedad de la sintomatología, mayor búsqueda de ayuda formal no siempre ocurre (Ferri Morales, Melgar de Corral, et al., 2003; C Shaw et al., 2001). La incontinencia urinaria no es un problema tan importante A partir de esta premisa, las estrategias que las mujeres ponen en marcha para lidiar con la IU son muy diversas, aunque se debería señalar que este es el camino del silencio, o la táctica del silencio, tal como la denomina (Volkmer et al., 2012), es decir, asumir el problema en silencio y optar por la autogestión de los mecanismos necesarios. Muchas mujeres viven con vergüenza tener incontinencia (Cotterill, 2011; Ferri Morales, de Corral, Avendaño, Puchades, & Torres, 2003; Higa et al., 2008) y este sentimiento es objeto de estudio, ya que parece probable que esté relacionado con la ocultación y el silenciamiento de la misma. ESTADO DE LA CUESTIÓN 4.2. LA EXPERIENCIA DE LA INCONTINENCIA URINARIA: SENTIMIENTOS Y CONSECUENCIAS El hecho de tener incontinencia puede ser expresado de muchas maneras, dependiendo de factores psicosociales y culturales, pero no parece que sea un tema de interés general entre el personal sanitario, ni para investigadores dado el reducido número de estudios al respecto (Higa et al., 2008; Peake & Manderson, 2003; Peake, Manderson, & Potts, 1999). No obstante, han comenzado a generarse algunas líneas de investigación que profundizan en las causas por las cuales algunas mujeres con IU sufren en silencio y otras buscan ayuda formal en el sistema sanitario.
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