La gimnasia abdominal-hipopresiva descrita por Caufriez, consiste en una serie de posturas activas cuyo objetivo es tonificar las fibras de tipo I de la cincha abdominal y del SP, disminuyendo la presión intraabdominal por debajo de cero. Además del trabajo analítico de las diferentes estructuras implicadas en la disfunción del SP, la fisioterapia cuenta con un trabajo global, que pretende armonizar y recuperar la musculatura y la estática postural. Por consiguiente, los hallazgos, las conclusiones, y las recomendaciones de la investigación sobre la IU que no tienen en cuenta ni las condiciones de vida, ni las condiciones de trabajo de las mujeres, y promueven una práctica clínica sesgada. 2005), en su investigación sobre el impacto negativo en el trabajo que referían las mujeres con IU en EEUU, destacaron principalmente la dificultad en la concentración, en las actividades físicas, en la confianza en sí mismas, y en el desempeño de las tareas. En la esfera sexual también hay una gran afectación y limitación por la mismas razones, el miedo que tienen a tener escapes de orina y al olor.
El tratamiento adecuado con EMSP debe incluir siempre una valoración de la contracción y la relajación de la MSP, porque el efecto del EMSP depende de si las contracciones y las relajaciones se realizan correctamente (Berghmans, 2006). El tratamiento manual es intracavitario, intravaginal e intraanal. In K. Bo, B. Berghmans, S. Morkved, & M. Van Kampen (Eds.), Evidence-based Physical Therapy for the Pelvic Floor. Al tratamiento de fisioterapia siempre le precede una fase de información, educación y aprendizaje de la cuál va a depender el éxito del tratamiento (Chaliha & Morkved, 2015). La mitad de las mujeres que acuden a consulta no saben contraer la musculatura del SP de manera voluntaria (Bø, 2003), y que el entrenamiento y enseñanza a partir de técnicas manuales frente al escrito o verbal, obtiene muchos más resultados (Tsai & Liu, 2009). A continuación resumo algunas de las técnicas de fisioterapia en el campo de la uroginecología y referencias bibliográficas de los estudios o guías de evidencia que corroboran su eficacia en el tratamiento de la IU.
Las niñas y los niños, cuando ya dejan de ser bebés, aprenden a orinar de manera diferenciada; al principio niños y niñas orinan sentados en un orinal, pero después a los niños se les suele enseñar a orinar de pie y las niñas sentadas (Barquín, 2015). En los retretes públicos el imperativo social llega aún más lejos ya que hemos establecido como norma que los varones puedan orinar de pie y en grupo, las micciones masculinas son un acto público; por el contrario, a las mujeres se nos ha instruido que necesitamos cierta intimidad, por lo que en los retretes públicos solamente tenemos la opción de cubículos individuales. 43 CAPÍTULO 2: INCONTINENCIA URINARIA de la octava semana del postparto, habría que realizar de manera sistemática una evaluación pelvi-perineal (Amostegui Azkúe et al., 2004; K. Marshall et al., 2002) y en función de la misma programar la intervención de fisioterapia. A continuación presento algunos de estos elementos como son las normativas sociales y culturales en torno a la continencia- incontinencia, la cultura biomédica y la relación entre los determinantes sociales y las desigualdades en salud LA CONTINENCIA-INCONTINENCIA EN LA CULTURA Las creencias que cada cultura tiene acerca de la IU se sustentan en lo que normativamente hemos aceptado o repudiado; creencias y prejuicios que se desarrollan desde el mismo momento en el que nacemos, cuando la orina y las heces son evacuadas de manera involuntaria y representan un problema higiénico (Martínez-Magdalena, 2014). Cada cultura cuenta con diferentes usos en el manejo de las eliminaciones corporales de los bebés dependiendo de las normativas sociales, del entorno geográfico y de los factores económicos, entre otros.
Los anuncios de esta índole, lejos de procurar información respecto a la prevención y recuperación de la disfunción que representa la IU, promueven el conformismo entre las mujeres y la ocultación del problema; por lo tanto, un problema de salud incipiente puede evolucionar hacia problemas aún mayores si no es tratado a tiempo. 89 CAPITULO 6: PERSPECTIVA TEÓRICA La teoría feminista constituye un paradigma, un marco interpretativo con una epistemología propia que considera que pese al carácter progresista de la ciencia, ésta es androcéntrica, es decir que surge de la experiencia social masculina; por lo que los planteamientos de los problemas de investigación, los diseños de los experimentos y sus aplicaciones son sexistas (Ruiz-Cantero, 2013). Harding (1997) plantea que la posición dominante del hombre en la vida social se traduce en un conocimiento parcial y que el punto de partida feminista abre la posibilidad de un conocimiento más completo, es decir, se plantea el feminismo como un factor de corrección de los sesgos de género de las teorías ya establecidas que no los contemplan en la selección de los problemas a investigar.