Incluso ahora «casi no hay publicidad al estilo occidental en Corea del Norte y lo poco que hay se considera como una promoción. Los paneles luminosos que en cualquier otra parte estarían llenos de carteles de champú y bebidas carbonatadas han sido utilizados en Pyongyang desde 2006 para la propaganda (ideológica)», añade el escrito. La grafía y el estilo de la parafernalia en Corea del Norte cambió, agrega Bonner, a la par que el país registraba una tímida apertura económica desde 2002. El mercado público de Tongil, el primer recinto de su tipo aprobado por las autoridades estatales -los «privados» que propiciaron la hambruna de los 90 llevan años funcionando- se inauguró en la capital en 2004, la misma ciudad que ahora dispone de varios establecimientos de este tipo donde se pueden descubrir una significativa variedad de productos chinos y de conocidas firmas internacionales.
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